«Si pues coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios»(1 Corintios 10:31)

Nuestro Señor Jesucristo vino a este mundo como el siervo infatigable de las necesidad del hombre. Vino para quitar la carga de enfermedad, miseria y pecado. Era su misión ofrecer a los hombres completa restauración; vino para darles salud, paz y perfección de carácter.